Comida de sábado improvisada, hecha con lo que pillé en la nevera, mientras montábamos un armario de Ikea. Y sorpresa, no le presté demasiada atención a lo que estaba cocinando y sin comerlo ni beberlo quedó una pasta estupenda. Vamos, que he tenido que escribir este post para que no se me olvide la combinación de ingredientes. Comer este plato es la felicidad.

Ingredientes (para dos personas):

  • 200 gr. de pasta (si es plato único)
  • 100 gr. de ajos tiernos congelados
  • 100 gr. de gambas peladas congeladas
  • Media cebolla
  • Un manojo de brotes tiernos de espinacas
  • Cuatro tiras de calabaza (fresca)
  • 12 zanahorias baby (de bote)
  • Pimienta
  • Aceite picante de guindilla
  • Queso rallado
  • Sal

Preparación:

  1. Se cuece la pasta el tiempo que indique el envase.
  2. Mientras, sofreir  con el aceite picante media cebolla picada fina y cuando esté hecha añadir los ajos tiernos, luego las tiras de calabaza, las espinacas frescas y la pimienta.  Por último las zanahorias baby. En una sartén aparte sofreir las gambas descongeladas.
  3. Mezclar todo en la misma misma sartén.
  4. Servir con queso rallado. A mí me gusta rallar en el momento el queso que tenga en casa, generalmente un queso fuerte.

A poder ser hincarle el diente acompañando la pasta con un vinito blanco, mejor cava en terraza con sol y sin prisas. Oh, my goodness!